Desde la existencia del CAI Zaragoza actual, siempre se ha hablado del bajo nivel deportivo que ofrecía la segunda categoría del baloncesto español. La presencia de equipos de localidades sin tradición, en pabellones en ocasiones indignos y la poca difusión de la liga, propiciaba que siempre el CAI era el favorito, una victoria era lo obligado y una derrota poco menos que un fracaso. Si eso era cierto de alguna manera en el pasado, ahora la situación se acentúa y de qué manera.
Esta temporada la liga LEB está más condicionada que nunca por la precaria situación económica de la mayoría de los equipos. Eso va a provocar que la enorme diferencia que exitía antes entre los de arriba y los de abajo, ahora sea un abismo casi insalvable para la mayoría. Rivales poderosos en temporadas pasadas como Tenerife o Breogán han visto reducidos sus presupuestos de manera muy significativa, clásicos de la liga como Lleida o Los Barrios han tenido que abandonar y otros como Ourense o Vigo han entrado en la liga con calzador. Menos el CAI, Menorca y Melilla, el resto de los equipos no parecen estar capacitados para pelear por el primer puesto, lo que sin duda va a restar prestigio a la competición.
El CAI ese sin duda el gran favorito si hace lo que debe, ser un equipo y no un grupo de grandes jugadores, lo que hasta ahora en Zaragoza sólo ha pasado en un par de temporadas. Comienza la penitencia para el caísmo, un añito en el infierno que esperemos sirva para aprender de cara al futuro en la liga ACB. Ese es el único consuelo.